La historia de Mimara
Durante la pandemia, la vida me llevó de regreso a mi pueblo. Allí, en un pequeño piso que decidí reformar y convertir en mi refugio, descubrí una pasión que hasta entonces había permanecido dormida: el interiorismo.
Cada rincón de ese hogar lo diseñé con calma y dedicación, buscando un equilibrio entre lo moderno y lo acogedor, entre la elegancia y la calidez. Cada detalle elegido con mimo transformaba el espacio en un lugar sereno, donde se respiraba paz.
En ese año especial me acompañó una pequeña gata a la que adopté: Mara. Curiosamente, ella se convirtió en el reflejo perfecto de aquel piso: delicada, elegante, mimosa y con una calma que lo llenaba todo. Aunque después llegaron más gatos a mi vida, Mara representa como nadie el alma de aquel hogar y lo que significó para mí.
Hoy ya no vivo en ese piso, pero ella sigue a mi lado, recordándome cada día la esencia de lo que allí nació.
Así surge Mimara: de una historia personal, de un espacio que me transformó y de una gata que encarna la delicadeza y la serenidad que quiero transmitir en cada objeto.
Mimara no es solo decoración: es un estilo de vida. Es el arte de elegir con mimo, de crear hogares que transmitan calma, elegancia y calidez. Un homenaje a aquel piso, a Mara y a la certeza de que los espacios bien pensados tienen el poder de acompañarnos siempre.